Autor: Marcos Jara Manzano
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Dominación y servidumbre: Sobre aquella noche en Moncloa
Una noche cualquiera, donde siempre, mi conciencia acabó por presenciar un episodio que sin duda alguna acabaría por quedarse en la prisión de mi memoria. Un hombre, rodeado de sus compañeros, sube en las escaleras mecánicas. Otro, junto a su novia, baja de la misma forma en el sentido contrario. Todo normal, todo tranquilo. A los sujetos descritos se les suma una masa, casi nebulosa, de gente normal y corriente que no tienen que ver en nuestra historia, y que hacen la misma función que la papelera, la silla o las paredes, que con su quietud desde el silencio observan.
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La escalera de Wittgenstein
Quedarían ustedes extrañados si escucharan hablar de un filósofo que justo cuando se disponía a acabar su obra determinó que lo más correcto y coherente era acabarla afirmando que todo lo que había escrito era un completo sin sentido. Y así fue. Este es el caso de uno de los más polémicos e influyentes filósofos del siglo XX, Wittgenstein, el cual decidió tirar la escalera por la que costosamente había subido, y asumir que todo lo que había escrito estaba completamente vacío. En el presente trabajo, repasaremos la obra del famoso autor del Tractatus logico-philosophicus (1921) -nombre en honor al Tractatus theologico-politicus de Spinoza- precursor de lo que más adelante Richard Rorty denominó Giro lingüístico de la filosofía.
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La paradoja del mundo al revés
Un mundo donde la liebre es la que persigue al cazador, donde el criminal es absuelto, donde los santos son condenados al infierno, donde el norte se encuentra en el sur, y el sur en el norte. Ridículo, pensará agudamente cualquier lector, pero lo que aquí se acaba de exponer no son más que las consecuencias que Hegel sacó de la tan famosa Crítica de la razón pura de Kant. No fueron pocas las críticas que Hegel lanzó ferozmente contra su predecesor, pero esta es, sin duda, una de las más contundentes y extrañas que lanza Hegel en su Fenomenología del espíritu, la paradoja del mundo invertido.
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El marxismo y la izquierda catalana
Es interesantísimo echar la vista hacia Cataluña y poder observar hasta dónde puede llegar la deriva de la democracia española. El pasado fin de semana, como de costumbre en nuestro país, se llevó a cabo lo que podríamos llamar el domingo de la vergüenza, en el que en plena pandemia los positivos por coronavirus pudieron saltarse el confinamiento para surfear la elevada curva que nos amedrenta, y en el que la población catalana demostró, una vez más, ser presa de la mayor contradicción ideológica de nuestro tiempo: El movimiento independentista. La independencia de Cataluña lleva siendo el tema más controvertido de la política española de la última década. Un tema que levanta siempre la polémica, entre los que son denominados por sus contrarios como “fascistas”, opositores a la independencia, y los abanderados libertarios, cuya misión es la liberación de un pueblo único, incomprendido y, sobre todo, “explotado”.
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Dialéctica de los valores
Es todo un honor para mí, querido Ignacio, que me remitieses a tu ensayo para que pudiera, a partir de él, desarrollar un conjunto de ideas acerca de un tema harto complicado como éste: La naturaleza de la Justicia. Siendo mis conocimientos sobre Derecho totalmente nulos, al contrario de los que tanto tú como nuestra querida contertulia poseéis, me limitaré a llevar a cabo un humilde ensayo, de carácter reflexivo y filosófico, en el que exponer distintas observaciones acerca del gratificante debate que habéis comenzado en nuestra estimada revista. Entender qué es la Justicia es entender cómo ha de funcionar la sociedad actual y de esta forma tener la llave que abre todas las puertas de la política, aquél faro cuya luz marca el camino de lo correcto y de lo moral.
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El ego de la mediocridad
De un día para otro, nieve en Madrid. Sí, podría parecer que este es un comentario más de esos que no paran de correr por la red en los que el evidente capitalcentrismo hace que un evento extraordinario en nuestra capital pueda parecer toda una odisea, siendo este el pan de cada invierno en otras zonas. Pero, aunque evidentemente que nieve en Madrid es una novedad, la situación en sí no es la cuestión a tratar. El objetivo de este ensayo, por otra parte, es hacer una humilde reflexión acerca de diversas cuestiones que, si bien ya se encontraban entre mis inquietudes, han aflorado ante esta ventisca. Estoy hablando del cambio climático y su negacionismo, el especialismo, las consecuencias de la hipercomunicación, la libertad de expresión, y muchos otros temas que trataremos abajo. Parece que la nieve ha sido motivo de carcajada y, cómo no, pavoneo, para todos aquellos insufribles negacionistas. Hijos de la conspiración y la soberbia, pretenden desde sus comentarios en redes sociales captar la máxima verdad y poder alardear de poseerla.
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Pereza, pecado de juventud
Tumbado en la cama, contemplando el profundo techo, se me vino a la mente aquella escena que contaba nuestro Unamuno allá por el año 1927, en Hendaya, Francia, en la misma postura que me encontraba yo, con los ojos clavados en lo mismo. «Soñando en el porvenir de España y el mío» que escribía… A día de hoy uno se puede hacer la misma pregunta, si es que no debe hacérsela. Se podría cambiar ese “España” por “el mundo”, dándole el placer a todos aquellos globalistas que creen que la civilización es la misma en cualquier lugar al que apunten; pero España no dejará nunca de ser un lugar extremadamente particular. No obstante, entre tanto pensar, la duda estaba desde el primer momento resuelta, el problema y su solución estaban delante desde el principio: ¿Qué diantres hacía yo en la cama un día de diario en plena tarde? Pues, de no ser por mis azarosos pensamientos, que lograron llevarme a un lugar más productivo, mi conciencia llevaba al menos media hora perdida en constantes chutes de dopamina, de aquellos que cualquier aparato a día de hoy es capaz de proporcionar al instante.
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Breve introducción a Hegel
Llegó el momento de hablar de Hegel, el gran filósofo alemán que tanto ha influenciado, para bien o para mal, la historia de la filosofía. Hegel es el gran odiado y admirado de la historia del pensamiento. Es, sin lugar a duda, el pensador que siempre más me ha interesado, pero, a su vez, en el que menos me he atrevido a indagar. Cualquier filósofo advierte de la clara dificultad de su obra, aunque son también muchos los que aseguran que no es una cuestión de dificultad, sino de sentido común. Ludwig Von Mises dijo en una de sus conferencias que en cada obra de Hegel debería venir una advertencia al lector que le avisara de que “La lectura de esta obra puede perjudicar a su salud mental”. Por otro lado, uno de los filósofos españoles que más repercusión han tenido en el proyecto de La Tertulia, estoy hablando de nuestro querido y estimado Don Antonio Escohotado, señaló en una de sus entrevistas que no existía un mejor prosista que el recién atacado Hegel. Es más, el propio Escohotado acaba por definir a Hegel como un “referente intelectual”, dejando clara su enorme filia hacia el pensador alemán, del que tanto bebe y tanto ha recogido. Sin embargo, dando otra vuelta del revés, Karl Popper le definirá como una suerte de “impostor intelectual”, señalando que «Hay todavía quienes creen en la sinceridad de Hegel o quienes dudan si su secreta fuerza no residirá en la profundidad, en la plenitud del pensamiento, más que en su ausencia total». ¿Cómo se explica esto? ¿Cómo es posible que la magnífica razón de estos hombres acabase por tener opiniones tan dispares acerca de una misma obra?
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Esencia y misión del arte
¿Sobre qué escribe un alma conforme? En un momento de indiferencia, la duda no paró de molestarme. Pensé en todo el supuesto arte que nos rodea, y fue inevitable preguntarme por su esencia. Evidentemente, una cuestión así -me decía- no puede ser resuelta sin saber lo que realmente entendemos por “conformidad”, pero ante tal respuesta, una nube de pesadez acabó por atormentar mi corazón, aburrido de tanta filosofía y búsqueda de la verdad absoluta. Al final un buen ensayo, que no tratado, calma más el alma de lo que la razón intriga. Es por eso que me dispongo a encarar el tema de este texto desde la máxima humildad, sin pretender en ningún momento sostener que mis palabras se defiendan por argumentos de gran dureza. Simplemente, pretendo desde el placer de la escritura, y el disfrute de su lectura, que tanto busco, llevar a cabo una conversación amena, en la que debatir sobre la esencia del arte. Un arte que es exclusivamente sentimental.
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La filosofía de un romántico: Un análisis del pensamiento de Schelling
Schelling ha pasado a la historia, tristemente, como el actor secundario del Idealismo alemán. Sin ser su pionero, como lo fue Fichte, y sin ser el afamado y exitoso filósofo del momento, como Hegel, el papel de nuestro pensador ha quedado relegado a un simple escalón de la dialéctica trimembre de los idealistas alemanes. Aquel pensador cuyo idealismo objetivo era necesario para completar la filosofía de Hegel. Por ello, en este ensayo nos proponemos a desgajar los frutos de la filosofía de Schelling, de sus planteamientos, exponiendo sus distintos sistemas filosóficos y viendo como su pensamiento va variando según la época, las circunstancias y el agotamiento.